Zm_máquina: trazar la vida
Desmodium_máquina busca nuevas formas de entender el reino vegetal, de presentarlo desde una perspectiva que actualice y haga visibles ciertas características específicas. Debajo de un capelo se encuentra un ecosistema cuya respiración es monitoreada para graficar, por medio de un brazo mecánico, los datos obtenidos en un disco de cobre. Sin embargo, ésta es la segunda versión de la pieza, pues en su interior no crece desmodium gyrans, sino zea mays.
El maíz, al encontrarse en un sistema controlado, nos recuerda los riesgos que éste corre frente a la polinización de los transgénicos. De no ser protegido de ellos, en algunos años sólo podrá ser encontrado en reservas y museos, rodeado de aparatos que, en lugar de registrar el flujo de su vida, traten de mantenerla. El grabado hecho por las plantas conserva el presente y presagia el futuro, el cual, así como su origen, parecer ser incierto.
La obra destaca por ser parte de un esfuerzo colectivo. En primer lugar, no se puede identificar un artista en específico como autor de la pieza, pues ésta es resultado de una labor de articulación y diálogo entre distintos artistas, diseñadores, ingenieros e investigadores. De esta misma forma, no sólo el maíz graba su proceso de respiración en el disco, sino que es el ecosistema completo el que da forma al trazo.
Así, Desmodium_máquina hace visibles las variaciones de dióxido de carbono, humedad y temperatura por medio de una huella, un vestigio de eso que siempre está sucediendo pero que nunca vemos. Estremecidas por los factores externos, las plantas trazan diferentes líneas con las que dejan saber su inconformidad, su sobresalto o su tranquilidad. El brazo mecánico cristaliza esos estados y transforma el cómo y el qué vemos; se convierte en unos ojos externos que, por desconocidos, nos muestran el mundo de otra manera. Si bien no se les puede comprender, los vestigios de una vida interpelan, reclaman por ser entendidos como la historia de seres que, logremos verlo o no, se comunican.