Transición / Bio vector

“Transition es una pieza hecha con cabello ‘perdido’, como una invitación para reflexionar a profundidad sobre la vida después de la muerte durante la pandemia de 2020. El cabello como extensión del órgano más grande del cuerpo, un cuerpo formado por múltiples colectividades ”


Alejandro Ortiz González

Un colectivo no declarado*,
una multitud de yos y tús y ustedes y nosotros,
una loca república alterada,
una suma de potenciales en fricción,
todas las formas de vida en una hebra,
la gota que existe como una sola,
y es todas a la vez,
fundidas en la marea.
 
Un cabello entrando al abismo,
despacio,
desprendiéndose,
abrazado a su remolino,
un hilo en caída libre hasta el mosaico,
posándose sin prisa sobre la losa,
un cabello que en realidad no cae,
sino que flota,
se mece en el espacio,
casi sin peso,
tan sólo como un margen,
la línea de una idea que se evapora.
 
Como la imagen de la hoja
que cae desde lo alto de la rama hasta tocar el suelo,
y en ese instante se repite sin cesar,
para volver a caer y repetirse una vez y otra, y otra vez,
en caída libre,
como un hondo suspiro,
un código secreto que se rompe lentamente y para siempre…
 
* * *
 
Pensar la muerte como una estancia,
como una enorme estancia soleada,
una estación de trenes en medio del verano,
una terraza morada rodeada por un prado,
por una inmensidad de flores,
flores y espigas meciéndose con la brisa,
y en esa estancia una hamaca, y en esa hamaca tú, mesándote el cabello,
y en esa estancia yo, besándote,
como en un sueño para no despertar jamás…
 
* * *
 
Si la muerte es el fin,
que sea para siempre,
antes de que volvamos a vernos.
Si la muerte llega
y se lleva todo lo que somos hasta esa estancia,
a esa terraza con hamacas,
si llega para reunirnos nuevamente,
que venga y nos muestre el camino:
Mientras tanto, vive en mí
una confederación de almas en agitada algarabía,
un tumulto de vida.
 
 
* * *
 
El cabello como un puente colgante,
como una ruta trazada sobre un mapa,
como la soga que une el pasado con el futuro,
el espacio con el tiempo,
el aquí y el allá,
a lo lejos, a la distancia,
como la evidencia tangible del arriba
y del presente.
El cabello como una muchedumbre
que se abraza en silencio.
 
El cabello como nudo,
como nube y nido al mismo tiempo,
cálido nido,
como un rayo y una ralla que se enredan fácilmente.
 
El cabello ligero y el grueso,
la fibra que nos conecta directamente con el pensamiento.
 
El cabello curva, parábola, elipse,
el cabello tormenta,
el cabello trompo y giro,
el cabello túnel, el cabello sin origen ni destino,
el cabello trazo, bosque…
el cabello red,
el cabello río, el cabello senda.
La malla de grafeno adentro del cabello.
 
* * *
 
El rastro,
la huella, el rasgo,
la mancha,
todo eso y más es apenas un cabello
suelto en medio del páramo,
un simulacro de grieta
que se abre en mitad del espacio,
como un relámpago de tinta,
un zigzag de aire negro.
 
Ningún cabello enredado se parece a otro,
es una pieza única e irrepetible:
un insecto,
un acertijo esperando su desenlace.
 
* * *
 
Si el cuerpo humano es el envase que se nos ha dado para vivir una parte de nuestras vidas, concreta, sensible y consciente, y la mente es su esclavo y amo al mismo tiempo, entonces ¿qué es el sueño? ¿su fuga, su alimento, su evasión o su misterio? 
 
¿Qué hay más allá del cuerpo y toda su belleza y potencia, de su conciencia, de su límite y término? ¿Qué hay detrás del velo y el enigma que es la muerte?  ¿Silencio, luz, oscuridad, cielo o infierno? ¿La nada, el no lugar, una selva oscura?
 
Vaya envase que nos legó la evolución: el cuerpo, la piel, la lengua, el movimiento de los huesos y la luz de la conciencia, el ojo y el entendimiento.
 
* * *
 
Despertar en el sueño como en la muerte,
para descubrir que estamos vivos.
¿Qué es el sueño,
sino dejar esta realidad para entrar en otra, más allá?
 
Caer en trance, entrance, en transición, en trans...
 
Entrar al sueño como se entra al deseo.
 


* Jean Marc Chomaz en LabCet Epigenética (Ciudad de México, diciembre de 2018).
 

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